lunes, 16 de marzo de 2009

DIVINA PASTORA DE CAPUCHINOS.

La imagen de la Divina Pastora de Capuchinos pertenece a una época relativamente reciente, fines del siglo XVIII o principios XIX, existiendo una cierta controversia documental respecto a quién pueda haber sido el autor de esta efigie. Lo que sí parece seguro es que no fue realizada en Sevilla, sino que proviene de Cádiz. El padre fray Juan Bautista de Ardales, preclaro investigador de temas pastoreños revisó diversos testimonios, sacando en conclusión que se debe a José Fernández Guerrero, teniente director de escultura de la Academia gaditana de Nobles Artes. Ello explicaría el estilo neoclásico visible en la obra, pues entonces los organismos artísticos oficiales abogaban por las formas helénicas. Naturalmente, al tratarse de una figura para vestir, estas formas sólo se manifiestan en su rostro, el cual ofrece corte griego, subrayado por su perfil rectilíneo y por el correcto dibujo de sus facciones. Aun cuando se ha querido ver en ellas el trasunto preciso de algún modelo de la estatuaria antigua ateniense, y hasta se ha citado para el propósito la Venus de Praxiteles del Museo Vaticano o la Atenea Lemnia de Fidias, creemos que todo intento de semejanza específica con originales determinados de esta clase, constituye una exageración; pues sin descartar cierto parecido fisonómico, la distancia en el tiempo y el hecho de representar a la Madre de Dios, lo alejan sensiblemente de las producciones paganas. Por otra parte, tales producciones se habían materializado con preferencia en mármol o en bronce, y al ser de madera policromada, muestra una espiritualidad bien distinta, más acorde con el tradicional barroquismo andaluz que con los rígidos e inflexibles postulados clásicos. Resulta imponderable el encanto que tiene su guapísimo semblante, el cual todavía saldría ganando más en pureza artística si le suprimieran los innecesarios trozos de melena postiza que le añaden por encima de su auténtica cabellera tallada. Esta, desde luego, es muy escueta y simple, pero con la suficiente entidad para no necesitar suplementos. Las mejillas ofrecen una dulce coloración pálida, de aspecto nacarado y marfileño, sin chapetas ni rojeces inoportunas, cual corresponde a su estilo artístico y a su deífico porte de "sevillana griega" En Junio-Julio de 1956 fue restaurada por Sebastián Santos, quien le puso ojos nuevos.En el último trimestre de 1982 Francisco Suiza le ha hecho nuevo cuerpo a la Virgen, incluso con una leve insinuación de su forma escultórica, para reemplazar al viejo y deteriorado maniquí. También le ha levantado ligeramente la postura de la cabeza, de una forma casi imperceptible, pero que le presta mayor soltura y naturalidad.Mide actualmente 1,12 m. Como curiosidad y bastante importante , mencionar que es de las pocas efigies de gloria y la única imagen pastoreña coronada .











Fuente: página web Rafaes.

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